John P. Solís

Invitado especial. Poema ganador del Concurso Internacional de Poesía
 "Órbita Literaria"      Nov-2012 Barcelona-España.

 
 
 
EL ADIOS DEL ARBOL

 
A mi pecho,

al farallón que resiste la muerte en cada crepúsculo,

le hacía falta un parpadeo de luz,

una fracción de la vida latiendo en tus pupilas…


Le hacía falta tu nombre en la playa de la memoria,

tus manos hilvanando brisas juguetonas,

              el medio sol de tu sonrisa.


              Le hacía falta tu cabello,

              crujiendo en mil destellos lunares,

              cascada de noche en que se enredan las estrellas.


Necesitaba tentar tus colinas delicadas,

coronadas por gnomos exploradores de tus formas.

Palpar tus alas invisibles,

milagrosas.


A este pecho entumecido, le hacía falta recordar lo que siente el árbol

que mira cada tarde a un ave desvanecerse con el infinito a sus espaldas.



Adolfo Macías





ULTRAMAR

Soy de aquel grupo de estudiantes que desertaron. Mi padre me enroló al circo, pero escapé en una ciudad extraña. Su lengua es áspera y el pan no tiene levadura, no puedes separar una palabra de la otra. Antes era verano. Caminaba por las calles soñando con llegar a un salón donde se baila una antigua danza, pero terminé con un grupo de vagabundos en paro (lo mejor, cuando llega el invierno, es aprender a beber como un suicida). Me enamoré de la mujer guillotina, pero en un arrebato me cortó los miedos y me fui cantando. No sé en qué parada de bus nos perdimos el uno al otro. Vagué sin conciencia y empecé a añorar otras vidas, las que nunca tuve. Me subía a los tranvías y decía ser un doctor asaltado, cuya hija es un camello alado enamorado de una lámpara. Me daban plata y escogía algún hostal con música estridente. Las risas de prostitutas y traficantes se te meten en los sueños y las ratas te miran desde adentro. La mujer goma se colgó de un ala y yo corrí por el cementerio, buscando su lápida, pero había olvidado su nombre y la luna me atormentaba. Entonces quise regresar a mi patria, afán incierto: los sueños no tienen geografía y cambian de lugar como las manchas del leopardo. ¿Cómo saber de dónde vine? A esas alturas, los aviones eran pájaros de plomo vertical. Me quedé sin un pedazo de pan y aprendí el idioma. Como sangre de ovejas degolladas, el canto de los rabinos bajaba rezando por las piedras. Mercados fabulosos confundidos con sinagogas o letrinas retumbaban en sus lenguas. Conseguí algún oficio decente, de esos en que te pelas el alma, pero ya no aguanto. He fundado un hogar con la mujer espejo y con ella sueño criar plumas en mis omóplatos. ¡Mira, mira, aquí hay una! Se despierta exclama por la noche y brinca entre las sábanas, enciende la lámpara y extrae de mi espala algo leve como un copo de sombra; luego sonreímos, convencidos de que estamos tras la pista de un gran acontecimiento. Con ella, se puede creer que algo es posible, resistir un tiempo. A ratos escribo poemas en los que me comparo a un niño arrastrado por una multitud en desbandada cuando suenan los tiros. Me acicalo para salir de caza y bailamos como dos monos. Por las noches, mastico en sueños un oro sangriento y formo figuras en mi boca. Antes del amanecer las coloco en los agujeros de un muro frente al cual se arrodillan los borrachos.

Soraya Fernández DF





AMORES BEBEDORES DE MIS PECHOS
  
l
 
Serás hoy el duende de mis ojos
y veedor de mis sueños
mi perplejo animal escandido
mi aurora estremecida
te amo sin olerte
te introduzco sin tenerte
mi amor de millas, mi amor de lejos
mi ser neutral, mi yo sin dueño
…..mi luz celestial

Sabrás de aquí y de allá,
sin saber del tiempo


Sabrás saborear la paloma del viento
la lluvia bañará mis pechos
y tu lengua tocará mi lecho
amor, amor de mi, de quien huye en el río
de quien habla ausente
de quien ama, soberbia de mi alma
de tus ojos sepulcros de discordia
........de mi
ll

Sabrás de aquí y de allá,
de mi corazón un pañuelo
un amargo desencanto de amapolas
que encuentra amores
torceduras de paz, en hilarios de amor
sabuesos infelices de holocausto
azucenas de otro jazmín
rastros inmortales de huída


lll

Extenuidad en el tapete rojo
brotó la gota del engendro
sucumbido de errores
tácito en la muerte del alado


Caminó por semejantes llanos
explorando libros excluídos
la madre le brindó sus pechos
galopando en su copa de vino




Andrés Villalba Becdach / Gato Villalba: In Memoriam






 
Porque no poseemos sino recuerdos de oro en esta tierra desolada Aprendimos Gato que la realidad es un tigre que vuela entre azucenas y trompetas: un tigre que sabe llorar Pura leche de tigre para que se pare el pensamiento se dice en peruano –no sólo el pensamiento- Nos enseñaste con inquina a pedalear a contracorriente en todas las lagunas mientras un pato hunde su cabeza en el agua Aceleramos en las curvas de la carretera para perseguir colibríes de humo Aprendimos a caminar descalzos por el mundo con los zapatos rotos en el corazón y beber al alba en algún mirador de Guápulo el último toquecito de algo heavy que tampoco se puede decir El último toquecito de néctar o puntas para ver cómo se pierden en la bruma los caballos negros de la locura ¿Para qué la platita cierto? Hay que dilapidar todo a mansalva ¿Qué nos a vamos a llevar a la tumba?  Aprendimos a dar otro nombre a las cosas: los ríos de Tandayapa vierten de los Alpes suizos Dijiste que no hay cómo correr al ritmo de las nubes y que la vida es muy corta como para dedicarse a envejecer (los mitos no envejecen eso está claro) Por eso dilataste el extravío de tu perpetua juventud hasta un límite infranqueable: secularmente joven Abrazaste de 100 libras jadeando hasta el final a este pinche mundito triste Qué foto No se pudo No se pudo No se pudo No digamos más nada La desintegración del pleura Qué tristeza tan inefable Nos llamaste para despedirte ¿Hay algo más hermoso que eso? ¿Qué nos queda?: un zarpazo perpetuo en el corazón con tu salvaje transparencia Recuerdos que corren y de tan puros ya son otra cosa Recuerdos inimaginables Recuerdos: una matrioska ad infínitum No es un hecho aislado que atesore un poquito de ceniza  Recuerdos sublimes Pasaste como un vendaval pero el tizón es imborrable: “la pelota no se mancha” Saltaste a tu manera Qué cáncer tan hijueputa La lotería de los cánceres Queda la herida pero contigo siempre se podrá hablar de belleza Ahora que sufren paisajes de máculas paisajes remotos y torcidos que solo tú conoces: comulgación y éxtasis El cuerpo en lo más alto donde la luz es del color de la mirada ¿Qué se hace ahora? Chucha qué cagada siempre es la misma huevada dirías Huellas de alacrán que estallan en el pecho El gusano de cristal del nombre galopa sin arrugas en la gasolina errónea de la sangre Extraña fascinación que no deja nunca de embobar Lo esencial siempre estuvo en el mareo Lo esencial siempre estuvo en enturbiarse Ahora que sólo hay chisporroteo de lágrimas gruesas en esta página Lágrimas que son gardenias en la esquina de la Aldana y Carvajal: el último baile gato gato Gatoson Gracias Gato por todo todo todo Perdónanos por tan poco Sí sólo supieras cuánto cuánto cuánto te queremos y extrañamos: lo inefable también es otra cosa Más allá de ti más allá de nosotros: donde los huesos son magnolias Más allá de ti más allá de nosotros De la vida que nos rodea de la muerte que nos acecha Beeeeeeeeeeeeeesos inmortales: tuyos siempre siempre siempre.