Zéud / Apología de la soledad







Cuando todo el bullicio de sonidos concretos
llena mis oídos y retumba en mi cerebro

cuando todos los aires asfixiantes y enrarecidos
envician las inhalaciones de mi aliento

cuando todas las pasiones de amores incongruentes
se desvanecen en mi corazón desolado

cuando todos los ejércitos de seres confundidos
aventuran sobre los caminos de mi existencia

cuando toda la estrepitosa luz de la cultura
aliena mi consciente y ofusca mi claridad

cuando todas las verdades verdaderas y aparentes
desmoronan las escaleras de mis búsquedas

es cuando te hallo compañera mía
y quiero amamantar de tus pechos engreídos
el siniestro conocimiento de saberte.

Cándida soledad estremece ahora mis huesos
permíteme desampararme de los necios pretéritos
de los oscuros y caóticos acontecimientos
de las cadenas esclavizantes de los sistemas

déjame conocer la dicha de tu amistad
la alegría de sabernos solos en este mundo
tu y yo aplacando los antiguos miedos
rompiendo el terror de conocerme a mi mismo
ahuyentando la tristeza de no tener a nadie
y la aflicción de ser el abandonado-abandonador

tu y yo tejiendo los telares que ocultan el gozo
quebrando las estructuras del desconcierto
sorteando las dificultades y confusiones
de los caminos que conducen hacia la claridad.

Acompañante de todos los tiempos
hermana de todas las conciencias
tu que tienes en la mira a todo hombre
vámonos a corretear por los laberintos
que enseñan el sentido de las cosas

Ya no es triste el estar solo
la soledad es compañía y es vida
es la necesidad de ser individuo
es ser carne, alma, aire y agua
es la razón de saberse, de tenerse
de saberse un poco sol, un poco planta
un poco parte de todo universo.

Voy contigo hacia el final no te temo en esta hora
en el encuentro de lo total donde el tiempo no demora
te conozco y mas te amo
en la cima y el abismo
te abrazaran mis dos manos y todos los yo, del yo mismo.