María Sara Jijón / En Quito, hasta un elefante puede desaparecer




 Incendio de la Universidad Central del Ecuador, 1929 - Archivo Nacional de Fotografía.



Allá por el año de 1920 llegó al Ecuador el profesor austríaco Franz Spillman para dar clases en la Universidad Central del Ecuador. Al llegar a Quito quedó enamorado de la ciudad, a pesar de que los primeros días el pobre hombre se pasó -con un soroche del san flautas- encerrado en el Hotel Majestic, que quedaba a pocos pasos de la sede de la universidad, ubicada, en ese entonces, en la García Moreno y Espejo.

Además de dar clases, Spillman debía organizar el Gabinete de Ciencias Naturales y las colecciones paleontológicas producto de las excavaciones realizadas en varios puntos del territorio nacional.

Le gustó tanto el Ecuador a Spillman que en lugar de quedarse solo cinco años, se quedó muchos más, disfrutando de la naturaleza de nuestro país. Su trabajo de paleontólogo lo obligaba a recorrer gran parte de la sierra y costa del país.

La más bella criatura por él estudiada y analizada fue la encontrada en las excavaciones realizadas el año de 1928 en Angamarca, sector Alangasí, en las afueras de Quito. Se trataba del más completo esqueleto de mastodonte encontrado en nuestro país.

La traída del esqueleto desde Alangasí hasta Quito fue toda una odisea. Se lo tuvo que traer con mucho cuidado para que no se extraviara ni malograra ni una pieza. La llegada de este magnífico espécimen al Centro Histórico de Quito, en carreta, fue recibida con aplausos y vítores por profesores y estudiantes de la Universidad, así como por los transeúntes que paseaban por la Plaza Grande. La noticia ocupó la primera plana del diario El Comercio de la capital.

Una vez emplazado el esqueleto del mastodonte, en uno de los salones de la antigua casona universitaria, la gente lo pudo visitar. El profesor Spillman, personalmente, en su chapucero español, daba las explicaciones relacionadas con las características específicas de este magnífico hallazgo.
Un dato que llamaba la atención de todos los visitantes fue el conocer que en el cráneo del mastodonte, al cual muchos llamaban con cariño Spilli (como si fuera hijo de Spillman), se encontró clavada una punta de flecha de obsidiana. El hecho permitió a los estudiosos pensar que este espécimen en particular habría sido cazado por individuos pertenecientes a la cultura Inga. Muy interesante fue verificar que el espécimen encontrado y estudiado vivió hace nueve mil años, que es cuando los primeros seres humanos se asentaron en los alrededores del Ilaló.
El mastodonte siguió recibiendo visitas diarias hasta que la gente se aburrió.

El pobre “elefantito” (como muchos le llamaban) volvió a ser noticia cuando en el año de 1929 un voraz incendio en la Universidad Central “borró” todo vestigio del mastodonte andino encontrado en Alangasí. Todos se sorprendieron al ver que en el Salón en donde había estado expuesto el mastodonte, luego del incendio, no quedó ni un huesito.
Esta historia me la contó mi abuela en infinidad de ocasiones, pues cuando ella era pequeña su padre la había llevado a visitar varias veces el mastodonte.

Cuál no sería mi sorpresa muchos años después al encontrar a nuestro Spilli en un Museo de Ciencias Naturales de la universidad de un pueblito de Francia, cuando lo visitábamos con mi hija Rebeca.

Rebeca, quien conocía la historia del desaparecido elefantito quiteño de Alangasí, se quedó de una pieza cuando leyó en la placa explicativa del esqueleto de mastodonte, lo siguiente:

MASTODONTE ANDINE DE QUITO - Angamarca, Alangasí, Quito, Ecuador - 1928 


 (Quito, 18 de agosto de 2016)





Andres Villalba Becdach





…huelo tu sexo en mis dedos y tengo
la cabeza bajo la nieve:
mi único y real derrotero
cierro los ojos y huelo tu sexo en mis dedos:
hay iguanas que reptan por la sangre
(sudor en sus escamas en su cresta dorsal
sus garras dibujan tu nombre)
solo quiero aprender a llorar y destruirme
es un envenenamiento
¿capisci? ¿si mangi? ¿si muerdes lo que digo?
¿entiendes que este dolor no es una impostura?
tu sexo es el envenenamiento de la propia sangre
la tristeza no miente
tu sexo en mi mano como las púas
de los alambres que cercan nuestra casa de infancia
¿tenemos una casa de infancia?
la casa abandonada que somos ahora
mi sangre tu sangre ¿capisci?
¿entiendes lo triste que es todo?
donde resbalan todas tus enfermedades
todas mis enfermedades
tus enfermedades y tus lagrimitas fluyen
en mis venas
¿doy todo lo que tengo a quien no debo cuando
ya no tengo nada?
"Tu Rostro como arroyos de violetas cayendo
lentamente desde gallos de riña; Tu Rostro
como arroyos de violetas que empapan de vitrales
a un hospital sobre un barranco" llora Viel Temperley
llora tanto llora tanto
es el olor de los ababoles falopiales de tu sexo
en mis dedos:
se sufre demasiado con la felonía del recuerdo:
cierro los ojos
qué tristeza:
huelo y casi toco tu sexo pero tengo cortadas
las manos
huelo y casi toco tu sexo
como lo nunca alcanzado
como lo distante-imposible
como mi fiebredelirio
como eso de lo que se dice siempre sin jamás
mover un vello a su pelambre
ni una púa a su erizo:
esa es su belleza:
la rozadura de una concreción que jamás cristaliza
¿es verdad que tengo el corazón en mis zapatos?
tu hermoso guachito que no te cabe en el pecho
está en mis ajadas botas suizas regaladas
por mi tío Gato Villalba (mi primer muerto íntimo) tu sexo en mis dedos como los látigos del opio:
¿tenías un calzón amarillo con el grabado
de las fauces de una cobra la primera
vez que nos descuartizamos?
toda tu lengua circulando en mi rostro
y dejándome tu hermosa baba de azufre
tus dientes de obsidiana dejándome
la pústula y el incendio y el delirio
y la autodestrucción como sobrevivencia
de la noche quiteña en mi cuello:
tu lengua es un tizón decías
sácame la pucta
cabreate un poquito conmigo decías
la furia la furia la furia
mi nombre es un tizón en tu cuello decías
en la larga cicatriz que me dejaste florecen
los inverosímiles arupos de agosto de Quito
no te olvides que estamos en la parte más alta
de la parte más ancha del mundo
la melancolía andina es nuestra muleta
“un amor que se me fue
otro amor que me olvidó
por el mundo yo voy penando…”
la pérdida como sentido de un destino
senderito
senderito
senderito de amor
el mucílago y la miel aciaga de tu sexo en mis dedos
en mi lengua en mi cuerpo en mi cerebro
mi sexo es un avispero asiático
con sal en grano rosa (sal color salmón
fruto de algas invulnerables al sodio)
decías
mi sexo está atiborrado de huesos de colibríes
decías
hasta mi cuerpo me pide que me aleje de ti
te dejo mi espejo para que sufras todos los días
decías
lo clitórico de la realidad como el badajo de la campana
del infierno
llorabas
nunca te olvides que también eres el padre
de todos mis hijos muertos decías
llorabas
llorabas
llorabas
llorabas
esta es la receta del desastre decías
llorabas
"si tú volvieras te vestiría de oro mi Santo
callaría las cosas para que pudieras oír
mi canto desesperado
cómo quisiera quererte menos y más oscuro
quisiera quererte lento
no más penuria a la hora de amarte
no más tormento..."
llora Buika llora tanto llora tanto
y en la bruma que sale de su voz de perro
hay palomas negras negras feas
palomas lisiadas en sillas de ruedas
palomitas méndigas sucias tristes lloronas
no es justo estar tan quebrado
ya fue suficiente
no me hagas tanto daño
solo quiero llorar y destruirme convéncete
esta es nuestra muerte lenta lenta lenta
huelo tu sexo pegosteado en mis dedos
su buqué salvaje es la argamasa
para los ladrillos de mi cabeza
tengo una enorme pared al frente mío
para romperme los sesos a cabezazos
solo quiero llorar y destruirme
huelo tu sexo cierro los ojos y es como
si un murciélago eyaculara en mi garganta
su semen es un charquito de arrabal
donde lavo mi rostro para renovarme
y olvidar el fracaso que acarreo
me pliego dentro de mi cuerpo
me quiebro ad infínitum dentro de la tristeza
de mi mente con esta canción que es un bello cadalso:
“and I know you have a heavy heart
I can feel it when we kiss
so many men stronger than me have thrown
their backs out trying to lift it
but me I’m not a gamble you can count on me to split
the love I sell you in the evening by the morning
won’t exist”
las telarañas medusas y aguas malas de tu sexo
en mis dedos uñas falanges
y cutículas como la anestesia
en la piel de nuestros muertos íntimos
el ungüento de tu sexo en mis dedos
como la baba de las semillas de ácido
que crecen en la lengua del más hermoso
dragón de komodo del planeta
qué riesgo
me baja con violencia el tembladeral
de la orgasmia desde la garganta hasta mis venas
hasta mis pies
mi orgasmia es una anguila del mar
de los Sargazos
juaaaaaas
hay que cabecear la pared hasta romperse
los sesos
decías
llorabas
¿entiendes que siempre estuvimos al borde
del último abrazo?
nunca nunca nunca más estaremos juntos
ya no me lastimes y hagas sufrir tanto
y en el desbarrancadero de la madrugada quiteña
cuando el fuste del frío es el único aliento
en los huesos
esta es mi derrota mi cárcel mi hospital
mi natural tendencia a la desintegración
yo decía nada decía nada temblaba
estaba vencido con el pudor en los zapatos
te vencías con tu mano dentro de tu sexo
la esparcías sobre mi rostro
“esto no es un sueño decías
esto no es la vida
esto es nuestro olor convéncete
esto somos nosotros”:
el llanto de una yegua desollada en vida
si realmente me quieres déjame ir
gritabas
llorabas...