Amores
bebedores de mis pechos
l
Serás hoy el duende de mis ojos
y veedor de mis sueños
mi perplejo animal escandido
mi aurora estremecida
te amo sin olerte
te introduzco sin tenerte
mi amor de millas, mi amor de
lejos
mi ser neutral, mi yo sin dueño
...mi luz celestial
Sabrás de aquí y de allá,
sin saber del tiempo
Sabrás saborear la paloma del
viento
la lluvia bañará mis pechos
y tu lengua tocará mi lecho
amor, amor de mi, de quien huye
en el río
de quien habla ausente
de quien ama, soberbia de mi
alma
de tus ojos sepulcros de
discordia
...de mí.
ll
Sabrás de aquí y de allá,
de mi corazón un pañuelo
un amargo desencanto de
amapolas
que encuentra amores
torceduras de paz, en hilarios
de amor
sabuesos infelices de
holocausto
azucenas de otro jazmín
rastros inmortales de huida.
lll
Extenuidad en el tapete rojo
brotó la gota del engendro
sucumbido de errores
tácito en la muerte del alado
Caminó por semejantes llanos
explorando libros excluidos
la madre le brindó sus pechos
galopando en su copa de vino
……….
Agujeros
Caminábamos por el tejado y los
agujeros caían, en el agujero más alto observé que puedo matar las pulgas con
mi dedo, era un agujero tan absurdo, como la ofrenda floral que caminaba.
Bajé entre las ramas... en el
agujero del suelo solamente observé ojos e incredulidades. Contaminé mis oídos
al descubrir las frases que se proclamaban.
Los agujeros aparecían en todas
las paredes, uno a uno se transformaban, se multiplicaban en el tumbado, en la
cama, en los paneles, tocaban notas en los pianos. Podía observar historias
-relatos- escenas de humanos, "humanos", "mundanos" de
ciegos y sordos.
En uno de ellos El Padre miró a
su hijo y le tendió su mano, su hijo que poco a poco se esterilizaba el alma,
se alejaba y alejaba y se mudaba a la azotea.
En otro un corazón explotó, la
bomba semidesnuda cortó las cabezas de las flores dejando un camino de pétalos
por los difuntos.
En el agujero de mi derecha las
cruces se izaban y torturaban, marcaban pieles al rojo vivo, mientras los
pequeños, uno a uno, en una fila interminable esperaban su turno en donde les
consolaban unas pequeñas borlas atadas a sus zapatos que canturriaban el credo
al ritmo de las campanas de una iglesia cercana.
El agujero de la izquierda
perdía su interés, se abría y cerraba automáticamente intentando atrapar la
sobriedad de los campesinos que labraban el cielo y lo fumigaban con espinas
para impedir el paso de las aves. A un lado los aniquiladores de los cerros
esperaban pacientemente a tener el banquete listo mientras la lava peinaba sus
mejillas en resurrección.
En el agujero de la ventana, vi
a un hombre, con un lunar en la sien, en la que el agujero se hizo más
profundo, dentro una maquinaria extraña se inutilizó llena de ilusiones paganas
e insultos democráticos que cautivaban a una realeza insípida que se apoderaba
de la última gota de sensatez que habitaba en la mediática luna de la calle.
Mientras tanto la respiración
de un agujero succionaba con estabilidad la vida. La estiraba y la amasaba
conteniéndola en una reserva de hidrógeno, un tanque que servía de alguacil a
los híper alérgicos de vida. Este agujero era peculiar, engendraba más agujeros
que nunca encontraban sustento en la asfixia, nunca respiraban sin desnudarse,
sus ropas caían en cascadas, sus pieles se desvanecían, su sangre brotaba, sus
huesos se calcinaban... el esternón solamente se inclinaba al recostarse en sus
consuelos...
En el sillón los agujeros
salpicaban, bailaban, se subían al carrusel y asistían al circo, en la escena
manejaban al pueblo, las almas en pena vagaban sin entender por qué.
En un agujero cercano los
llaveros eran guardianes de las luces y las cajas fuertes, las cuales roncaban
de negro a la humanidad.
En un agujero lejano una mujer
gritaba eufóricamente al Sol:
—Solo podré encantar a la
pureza, en la mujer que soy!
Otra a su lado sonreía y
lloraba, sonreía sus alegría y lloraba sus debilidades.
En una esquina “el arte”
brotaba silenciosa, en su lema decía:
—Las palabras son redundancia.
Los huracanes azotaban los
agujeros del jardín, en cada uno de ellos había un hombre que trepaba a un
árbol para gritar en su copa su desesperación! Se agarraba de los pelos en
autodefensa, otros abrían unas ventanillas gruesas de servicio en las que
regalaban bonos de felicidad.
Te llamé, te llamé y tú no me
respondías, te había dejado en el tejado, los agujeros no paraban de hablar y
allí estabas tú, en el tejado...escuchando aun lo que ya estaba dicho.
……….
Anexo
El dominio de la palabra Vida
la cuerda floja en la antesala
del púlpito
un ruiseñor acompañando la
orquesta
el irónico riendo las
desgracias,
el músico acomplejado,
un orador sin trono,
un muro levantado.
El taciturno de la alba-noche
encerrado en un corral de
palpitaciones
dormitando el encuentro
el pensamiento sumido en escape
la dialéctica compacta de luces
verbos, verbos y más verbos
agua, elementos, holocausto
caníbal.
Y lo hermoso se perdió en un
sueño,
y lo austero rodea al hombre
cíclopes de ojo negro
faltos de luz, faltos de amor
regalía de tuertos inarmónicos
estupefactos de un credo
concentrado.
------ Vida ------
……….
Ella
Ella se desliza por la tibieza
de una fruta madura. Cuando a su corazón le azotaba una tiniebla, ella huía a
un lugar escondido en el centro de su pie, un empeine bonito desdibujado por el
tiempo, en el que los colores de arco iris florecían en el horizonte y
bordeaban el letime de sus sueños.
La ternura consagrada en su paz
interior —volátil e inocua— se transformaba en formas voluminosas de luz
ecuestre, el horizonte descifraba un habitáculo único, crecimiento de pétalos
dormidos, sinergia de vida, movimientos de expresión instantáneos que encierran
el retumbar de una mañana de luz, el día nuevo envuelto en un canto de golondrina.
Taciturna en el alba, se
entregó entera al deslizarse por su silueta, encontró un tornado de alegría.
Alegría que la trasladaba por una alfombra sembrada de semillas tornasoladas y
floripondios que tocaban música celestial. Olas de lluvia dorada que
transportaban el ser limpiaban su alma.
Ensueños venideros de alegrías
infantiles de la vida, recuerdos coherentes de lo que es en su don. Marijuela
eterna del tronar.
Volar, volar a las cuevas del
alma... el lugar sincero de dónde venimos, al cual llegaremos.
Preposiciones En EL - En Ella
Metamorfosis inyectada , una
melodía absurda
—contrapuesta— despilfarro de
mentiras
incredulidades existentes, una
sinfonía
—desbocada— ardores reflexivos
coloridos sabores, ventana rota
—retorcida democracia— momento
vivido
la vena ágil, cómico anteojo
lunar
nebulosas andariegas titilantes
montaña, oculta tras su
arboleda
—hipnótica— su humo sagrado
señales bilaterales, polos
alternos
Cuan sur será su Amor?
¿Y Cuán norte será su Esclavo?
estrellados luceros, semántica
del silbo
—alteraciones— nocturnas
sepulturas
mal-halado, postres deshuesados
—el miembro estéril—
formas imaginarias, lo no
existente
-derrame- semen castigado por
el amor
espermas semi-agudos, el Tao
del camino
—lectura rápida— fugaz
entendimiento
estudio, para el no apto del
placer
—verdad reflejada— letras
deambulantes.
Quantum taciforme, la rama viva
—rombor— nubes esmeraldas
inquietud, sabiduría intacta
alas —hojas— techos ,
escarlatina dual
—limites— encontrados
serpenteantes
estrellas flotantes, humana
órbita
—sinopsis— encuadre visual
superficie, inocuidad del
perdón
—jineteando saberes—
prestaciones, consuelos
desesperados
viaje, capturantes aves
—navegaciones— hongo supremo
cavilaciones de pies,
columpiantes cadenas
-entremeses- vidas sobrehumanas
pasajes, dicha entre desdicha
—luz— austera plenitud del
egoísmo
olvido del ser, olvidado cuerpo
—cuarto oscuro— el no querer
ver
observar del pensamiento,
interminables abismos
—jadeos rotos— olvidados
placeres
autónomas velocidades, sin
riego femenino
mentiras del supremo ser.