Zeúd






Ángeles


¿Han sabido del mito que cuando los tiburones se acercan a los humanos y hay delfines en las proximidades estos los ahuyentan golpeándolos con la cabeza?

Pues créanlo. Siete delfines contra cuatro "Carcharhinus Galapagensis" de unos tres metros de longitud y a unos diez metros de profundidad, buceando en mar abierto, en el azul

No creo que los tiburones me iban a atacar, morder o comer, ya que el humano no está en su dieta; pero con ellos nunca se sabe lo que harán, por que específicamente los de esta especie, te rondan dando vueltas en circulo a tu alrededor, y cada vuelta es más cercana hasta que tratan de toparte; según yo, para saber de que material estás hecho: de que carne o de que temple. Normalmente hay que seguir su aleteo con la mirada por cualquier movimiento con violencia, o cambio imprevisto en su sistema de nado, principalmente la dirección y velocidad que toman; si están muy cerca exhalas soltando burbujas y se van, puedes controlar a uno o dos, pero tres o más, imposible, el pánico está servido

Bueno….. después del instante de terror, inmiscuido en un frenesí de  cabezazos, lo más espectacular fue, que una vez huidos los tiburones, los siete delfines se posicionaron a unos cuatro metros frente a mí, formados en perfecta hilera horizontal, pero ellos verticales, flotando, al igual que yo; y todos, dándome el frente; mientras me miraban y se comunicaban con sus chasquidos entre ellos y conmigo, bailaban; no, mas bien danzaban, al unísono de sus cantos, de su lenguaje, de su idioma; desde el primero exacta, instantánea y milimétricamente iguales hasta el séptimo, todos al mismo vaivén, todos con las mismas contorsiones

¿Cómo tal nivel de comunicación y coordinación? Cómo?

Quién sabe porqué lo hicieron, porqué me analizaban, porqué me cantaban, porqué me danzaban? Nunca lo sabré y no sé si alguien en este planeta lo sepa

Esto duró como 20 segundos pero me marcó para toda la vida, por que entendí claramente que son seres que además de inteligencia tienen un alma, un espíritu. Y eso, me llevó a respetarlos, y luego, a todos los seres vivos, y entender, que todos tienen una inteligencia y un alma, aunque por nuestras limitadas capacidades intelectuales o de espíritu no lo comprendamos

Ese día, ya meditando en el bote, los apodé "Los Ángeles del Mar"