Luchitooooooooooo…
Soñé
que escribía, y no solo, me quedaba tranquila por que la trama, los datos y
esbozos de una novela estaban tan planificados, que solo me bastaría sentarme a
transcribirlos. Desperté. Molesta por
que hurgando lo más meditado y entrecerrando ojos inclusive, no encontré el
mínimo indicio de una historia. Y bueno,
ya ha pasado un tiempo desde que no escribo nada, pensé… por que amargarme
ahora que había dejado de hacerlo, una mañana poco común presidió ese
desencuentro mañanero. Pasaba que el
trapeador estaba tan sucio que la simple idea de lavarlo a mano me repugnaba,
pero había que tomar en cuenta que alguna pendejada había pasado en las
cañerías, y que de todos los lavabos estaba goteando un espeso grumo entre café
y rojo, que durante toda la noche a placer formó unos asquerosos laguitos que
no se queriendo o sin querer pisé al despertar descorazonada por mi sueño,
insisto, no se si quise pisar o no, y eso es un dulce sentimiento que provoca
en mi la posibilidad de hacer o decir algo que sé que súbitamente me
perjudicara, no a la larga, el juego promueve el desastre al instante. Ejemplo:
mi novio, en las conversaciones tiene una intolerancia exagerada a cualquier
cometario inapropiado sobre su familia, no insultos ni nada malo, algo así como: mi amor, tu hermana se esta poniendo
gordita, o: tu mamá tiene los pies medio raros no? El pobre individuo se
sulfura, comienza desde el tic en la mano, sus dedos se mueven
involuntariamente de arriba hacia abajo, en un intento de (yo supongo)
levantarme la mano, después un furor rojo, no miento, rojo, se eleva desde su
cintura hasta su frente, sé que viene desde la cintura por que se puede ver la coloración paulatina desde el triangulo de camisa que deja abierto
hasta la parte baja del esternón con la
intención de mostrar los cinco pelos a lo sumo que adornan su pecho pálido, que
deja de ser pálido por mis supuestas imprudencias, y eso no es nada, después
viene el levantamiento de su cuerpo rígido, se pone de pie, las manos en la
cintura, me mira directamente a los ojos, que están más blancos que nunca,
seguramente por el contraste con la piel roja, y mas o menos entre quince y
veintiún segundos, le cambia la vos y con ella dice dos o tres cosas que me
duelen y hieren tanto, que termino llorando, lanzando algo, y por último,
corriendo y tirando la puerta, ganando protagonismo, acudiendo a mi victima, mi
victimes, mi amiga la infalible, la que
veces tengo que forzar de más la máquina.
Entonces
si, probablemente si quise pisar la porquería esta mañana y fue por que: 1.-me
dolió lo de la no-escritura, 2.- me fastidió el sueño, 3.- me cabreó a morir lo
de las cañerías en una casa recién arrendada o 4.- quería hacerme la victima
para no tener que limpiar la inmundicia, o 5.-todas las razones anteriores me
dieron el empujoncito para pisar ese ungüento que después de tres horas sigue
fastidiándome, y lo mas probable es que me crezca un hongo, hongo que tendré
que eliminar con esos tratamientos de 7 días o más, y que gracias a mi
inconstancia con cualquier cosa, no voy a cumplir, así que no me va a quedar
más que hacerme a la idea de vivir con un hongo en el pie.
Pronta
a llamar a algún plomero, descubro que me han cortado la línea telefónica por
falta de pago, mi vida cada vez apesta
un poquito más en tan poco tiempo, van siendo dos horas y las cosas parecen
estar determinadas a salirme mal, por lo que presiento que este día debería ser
tomado con la mayor calma posible, con pinzas como dice mi mamita, con pinzas…
No
me quería recostar por que entró en mi el pánico de los gérmenes, no lo había
vivido antes, es más, siempre me burle de la gente obsesiva con eso, si, me
burle! Ahora estoy acá tratando de burlarme de mi misma y no puedo por que
estoy condicionada en muchas situaciones, decido entonces marcar una media con
una equis, esa será mi media hongo, así podre realizar mis asuntos sin
contagiar nada, un marcador negro permanente, con el que ponía los nombres a
mis discos pirateados, lo buenos discos que ya no escucho por que la obsesión
es mi desolación, cuando algo me gusta mucho deliberadamente me apasiono y me
entrego con tanto amor, que en poco tiempo termina ( como los grandes amores)
con decepción y cansancio, un poco harta
y sin el más mínimo interés. Así que
terminantemente decidido está que no me guste mucho nada, para no tener que
pasar por el mar rato del quiebre final.
Si, me he vuelto medio parca, pero también he ganado miles de
posibilidades, descubrí que cuando algo no te gusta mucho le da espacio por lo
menos a unas cuatro cosas te gusten mas o menos o un poco. Mediocre? No, sabia? Tampoco, cómoda? Quizás.
Con
mi media marcada, pantuflas y un abrigo negro, rompevientos, grande y bañado en colonia de mi enamorado, sobre la
pijama rosada con blanco que me regalo mi madre diciéndome que si realmente
necesito reavivar la pasión la use. Salí
a buscar un plomero, no a buscarlo propiamente, si no a preguntarle a la amable
viejita de la tienda si es que sabe de alguno por el barrio y que me ayude
llamándolo por que la casa se me inunda con mierda y sangre, a lo que la amable
viejita me contestó que su marido era un excelente plomero y que no me
preocupe, que ella lo llama en ese instante que espere. –LUCHITOOOOOOO, gritó la señora mientras caminaba tan
agachada que hacía que sus senos pasen una limpiadita por el piso. -LUCHITOOOOO
seguía gritando mientras se alejaba a paso de caracol, tortuga o babosa. Una
hora más o menos después (sin exagerar) llegó el famoso Luchitooooo. Más doblado que ella, pero sin senos, era un
viejito flaquísimo, se le veían las costillas amenazantes por debajo de la
camisa transparente de esas que usan en la costa, guayabera, si, eso
mismo, me saludó muy educadito el señor,
entre tierno y seductor, entre niño y galán, difícil de explicar, pero resumo
mi sensación: asquerosa ternura. El
camino a casa fue impresionante, hay que tomar en cuenta que la tienda está
exactamente a una cuadra de mi casa, el edificio donde vivo está a un extremo,
y la tienda al otro, calculando a paso lento, uno puede hacer desde tres
minutos hasta seis, contando con ciertas distracciones, el viento o algún mal
en las piernas… con el Luchitooo el paseo duró 48 minutos, lo se por que no
dejaba de ver al reloj en mi preocupación por ver esta serie que me tiene
enganchada ( no me gusta mucho, solo un poco) hoy es la continuación del
capitulo de la semana pasada, y estaba por comenzar , y si, entendí que el
viejito necesitara que yo lleve la caja de herramientas, entendí que se sujete
de mi brazo para caminar, lo que no entendí fue que con la mano que le quedaba
libre y voluntariosa me agarrara el trasero,
rasguñándome ya que tenia las uñas bien largas. No me importó, era
necesario llegar ya, arreglar el problema de las cañerías y ver el programa, la
limpiada sería después, ya me las arreglaría, podría pedirle a la esposa de
Luchitooooo que venga a limpiar con sus senos gigantes ya que de todas maneras
los arrastra por todas partes, me reí, me rasguñó más la nalga. No vamos a
llegar nunca, pensé…
Finalmente
en casa, le explico el problema al viejito, le ruego que lo arregle y me marcho
a mi habitación a ver si es que puedo ver el final del programa, en el camino,
me encuentro con más laguitos café-rojo que no estaban antes, o si? Quizás no
los vi, salto uno, esquivo otro, y ya, estoy recostada con mi media X viendo
los adelantos del próximo capítulo, y no me sorprende, pinzas hijita, con
pinzas… no me molesto, me quedo dormida ya que no me queda más. Cuando despierto, siento un calorcito que me
abraza, pero con el un olor espantoso que me aruña, es real, es Luchitooo con
sus uñas largas abrazándome, está junto a mi, en mi cama, creo que amaga estar
dormido el viejo cabrón, y con un grito lo “despierto” finge demencia, dice que
no sabe donde está, a empujones lo saco de la casa, y por la ventana lanzo la
caja de herramientas que al golpearse contra el piso se abre dejando que todas
las herramientas se dispersen por todas partes. No me importa, seguro alguien
lo ayuda, cierro la ventana y claro, tenia que pisar con el otro pie uno de los
laguitos de mierda sangrante, acudo al marcador y ya tengo dos medias X que
ojala no contagien de los hongos a ninguna otra parte de mi cuerpo, pienso en
los hongos genitales y casi que vomito sobre uno de los laguitos, cada ves veo
mas, no, me equivoco, no son mas, son mas grandes, ocupan más lugares de la
casa, me imagino que debe ser como cuando se formó la tierra pero al revés, la
pangea se esta formando en mi casa, y lo más interesante es que no puedo hacer
nada al respecto. En los delgadísimos espacios vacios de pangea me transporto
hacia la cocina para ver si cerrando la llave de paso consigo algo (no lo creo)
y de paso a ver si me puedo preparar un cafecito, ya que por las situaciones
del día no he podido ni desayunar y me suena la barriga del hambre, o serán los
hongos? Vuelvo a reír, me rasguño la nalga para recordar a Luchitoooo. En puntillas y cuclillas (pose alhaja) cierro
la llave de paso que esta debajo del lavaplatos no lavados, acumulados y un
poco manchados con la nueva masa pangea huésped, ¿cómo subió eso ahí? Prendo la
cocina, pongo el agua, me sirvo el café instantáneo con azúcar en una taza a la
espera de que pite la tetera, y una picazón molestosa me descontrola y me lleva
a encontrar un sarpullido en mis pantorrillas que sé que sube del hongo de la
pangea de mierda pisada, ME CAGUÉ! Grito, y empiezo a correr en círculos
pisando los laguitos ya sin pudor, puedo sentir como me vuelvo parte de esta
magnífica bola de mierda sangrante, soy tan parte de ella que para este punto
suerte he perdido el olfato y finalmente he conseguido esas ganitas
cosquillosas de escribir.