LUCIÉRNAGA DE CAMPO
la
luz refulge y se ponía cierta
en
el obscuro anden del paseo
amarra
el ritmo tierno del latido
lo
inflama de gracia profunda
y
lo corona de flagrantes flashes
retorna
el mudo recuerdo del pasado
que
no se pasa
y
perfuma el trompo del destino
sostiene
con aplomo
el
tierno ademan
y
no se perturba por el misterio
que
ronda poblando
el
universo de los contentos estamentos
de
los perfumes
que
se desprenden hermosamente
de
los jardines aldabados en
la sombra
y
se conmueven prófugos
del
sagrado velo
de
las alas
dotación
de ángel
y
extremo vaivén de la fisura mágica
soporte
del primer paso
del
vivo condumio
de
la estancia
y
peso inquieto del alma
etérea
figura de divino toque