El mundo es una calle
larga,
un cauce hendido contra las ventanas de los hombres
y su
difícil aliento desencontrado es un
inventario acezante
con las cosas que nos
sobrevivirán:
Una colección de fotos
grises, que amarillan con el O2
Los autos que perforen
cada vez más silentes, el sonido de la lluvia
Cassettes para que jueguen los nietos con su montaña de estambre marrón
La pared medianera de la
casa, mudando la epidermis cada quinquenio
La furiosa vecina de ojos
en llamas (desde el problema del adosamiento)
La clave del banco, de la
tarjeta, del portal de compras públicas
La moneda caída detrás del
cojín del sofá
Unos repuestos de moto con
la medida equivocada
Y montañas de facturas que nadie leerá
mientras los reyes
escriben edictos sobre papel de empaque,
porque de eso se trata el
arte de mandar.
Los ritos cotidianos,
llenos de calles con hojas,
en el fondo la música de
los juegos de los niños
el estruendo del rayo que
cae dos veces
en el mismo bosque de
nuestra alma
Como la garra del lobo y
su salario de músculo y hueso, cae
un reino de bolsillo en las
fauces,
un Reich descartable, con
sus mil años de deuda,
dianas dibujadas en la
mejilla de las puertas
esperando
en el dintel de las bocas de los recién nacidos
el rayo cae dos veces
Así consta a fojas uno
de los Edictos que los
reyes escriben en servilletas usadas
Porque de eso se trata el
arte de mandar
Nos sobrevive también el
eco timbal de los obuses
el entusiasmo de los
portadores de banderas
el destello colado de
mierda de los armados hasta los dientes
las mujeres embarcadero de
las cuales nadie vuelve
(Tres tristes trenes
tronaban trinos)
dioses menores atrapados en zoológicos, menguadas las alas
perros ebrios sobre portales barrocos
Y emperadores
que han arrasado el
esperma regando el orbe de serpientes,
allí donde crecían setos.
Dice el edicto: frente a
la ley, perros
Delante de la majestad,
perros
Pidiendo la devolución del
impuesto, perros
Clamando por nuestra
clamante voz, perros
Aullando ante el bosque derribado,
perros
Leyendo la constitución,
la ley y el reglamento, perros
Haciendo cola para el
trole, perros
Caminando apurados hacia
el reloj biométrico, perros
Pidiendo sombrero en mano
un aumento, perros
Riéndonos a escondidas del
amo grande, perros
Querido,
se nos hace tarde
Dudando de la palabra bajo
el púlpito, perros
Querida,
se ha terminado el gas
Libros cerrados palpita al
borde del cartón y de la noche
Querida,
que he fracasado siendo un macho
una serpiente seduce al hilo de seda
Querida,
yace conmigo sobre las migas de las
galletas
Pase adelante, tome un
turno, perro.
Edictos de los reyes, en
papel toilette
porque de eso se trata el
arte de mandar
Las murallas de Jericó
guarden tu monte de venus
Antes que los geógrafos
describan tu ensenada
Y las torres de Manhattan
pobres como el ocaso del
avaro
Los botes de madera
despedazados por armadas felices
Mansos como la canturreante paloma de la paz
Pintando de prodigios el
río de sangre inconstante
de tanto árabe que en el
mundo ha sido y no volverá a ser
Sobrevivirán, sigo
enumerando
las caricias del gato
sobre nuestra palma
las vírgenes poderosas que
hacen llorar a las litografías inocentes
Ser ocupado por otros
cuerpos sin perder la ternura
líquido, al menos una vez
al año como la
sangre de San Genaro
aterrizar al menos una vez
al año, como las
naves en llamas sobre el estío de Atacama
para develar los signos con que otros ordenan el salario de
los lobos
¡Milagros, sucedan!
¡Ignore yo que no existen!
¡Júntense dientes, riñones y rubor y hágase la mujer!
El mundo es una calle
larga
Alzándose contra las
ventanas del hombre
Porque no era real la
mirada de los otros, penetrando las ventanas
ni yo, que he sido San Sebastián, atravesado por saetas,
Acúsome del pecado de vitalidad
encadenado al edificio de
correos nacionales
Acúsome de atentar
contra los bienes del estado
devoradas mis manos por
los lobos
Acúsome de alimentar
ilegalemente a las fieras
fundador de cantinas para
santos de ojos mustios
Acúsome de interrumpir
el sueño
eterno de los muertos
dibujador de bozales para
diputados y diputadas
Acúsome padre de
Saintexuperismo
Llorador de lagunas por
los niños que pedían leche y recibía napalm
Acúsome padre de
sensibiliería Televisíaca.
Y Salomé , que ha llevado
mi cabeza en una tinaja
detrás de mi, que portaba
triste y acéfalo mis orejas en las manos
porque la
máscara de la máscara es mi estrategia
La muerte
del deseo es el deseo de mi deseo bullente
El mundo es una calle
larga
Alzándose contra las
ventanas del hombre
Y Sheena ya no es una punk
rocker, desde que vende incienso en Brighton
A los hijos bastardos que
Elvis olvidó, dejando atrás el edificio repleto
de ritalin y hastío
Enloquecidos los pájaros de la memoria, gorriones barbudos
Porque queremos trascender
pero engordamos y nos da
caspa
encanecemos y nos aumenta
la miopía,
el índice de grasa mórbida
y las palabrerías poéticas
que crecen tumoralmente
en los espacios que el Estado
ha cercado
para el ejercicio pleno de
la libertad, (aplican restricciones )
estricto derecho de
admisión,
se
prohíbe citar al turco Adoum
Medianoche
Campanas
Tazas
Mortaja
Porque en el principio
y en el
fin
y en la intersección
y en el Mall
Es, fue y será el caos
Y la codicia fue la madre
del caos en el principio
Qué agradables son las
guerras televisadas,
¡Oh
madre, no cambies de canal!
Ya se ven vistosos los ejércitos y sus obras granates
Falta el pago del impuesto predial, hijo
Qué longevos los altos
intereses de la patria
Ráscate ese picado de zancudo
Cómo hemos bombardeado al
enemigo, aleluya
Este tic que ya me tiene cansado
La patria se crece sobre
la sangre de los héroes
Tienes cita en el IESS para el 14 de
septiembre
Indignados tus hijos del
yugo
Sacude las pelusas del gato de la chaqueta
negra
El hombre, ese lobo, la
mujer esa zorra
Este país amazónico desde siempre y hasta siempre
Cierra las ventanas del
auto,
vienen los zombies por
caridad.