Poema
1
Me miras avivando el fuego que
lame tus pechos en curvas
A la velocidad del consumo de
tus caderas
se prenden las alas, se afilan
las uñas, se raspa la pared
soy un hereje de rodillas, un
pecador descalzo
que tatuó tu cuerpo con los
dientes
tu corazón es mi casa y sus
pequeños huesos
sostienen la renta de la
segunda noche
crece la luna que arrasa a los
duendes tímidos de la infancia
Poema
2
Es tarde
un santo atraca en el muelle,
se santigua
es el guardián de los milagros
es quien duplica el placer a
los adictos
los oculta en el interior de
los espejos
les da un baño con azogue que
los hace eyacular sin contacto
las mujeres turbadas frente a
un pedazo de carne
les recuerda lo perecible del
cuerpo
dios es un pedazo de carne en
la cavidad del corazón
yo como de dios
el delata al terco aroma de mis
instintos.
Poema
3
Su rostro anida un pájaro de
acero que aguza el corte de su perfil
permanece desnuda con una
serpiente descamándose dentro de una botella.
La gente dice: esa mujer se
acuesta solo con Dios
Es un tsunami, camina suelta
por la cinta del asfalto,
traspapela los textos, los
desaliña
y este cuerpo curtido por los
años pide crédito sin interlocutor.
Las noches tengo visitas
abisales
que se alimentan con las
células muertas de mi piel
trato de vivir en los bordes de
esta pecera inútil.
¿Hay quién le recuerde?
las hojas secas se dispersan
entre el polvo
las bocas ciegas se abren
recapitulan la liturgia más
antigua de la especie
se acelera el olor acre de los
cuerpos sudados
una friki porción de lágrimas
humedecen los surcos del acetato
Jota Jota apresura el
aguardiente
Y mi corazón masturbado me
ordena
córrete la última, besa su
boca, lame la sangre de su herida
condúcela al borde de la meseta
provócale en su cuerpo un
festín de envenenados orgasmos.
Y no te olvides de pintar
grafitis en sus labios.
Poema
4
Pausadamente me sumerjo y todo
se mueve al interior
me duplico de ida y vuelta en
un pacto de adicción
juntando lodo y la sal a un
descosido pellejo
me visto nocturno
estirando las rayas que crecen
como autopistas sin retorno
un bocado de hongos revela el
tierno sabor de la carne
se multiplica el deseo que me
lleva hacia tu boca
donde todo termina.
Se riega la semilla en este
verde paisaje
donde la reina es perversa.
Se envejece en el empeño del
cuerpo.
Un coto de culos espera en la
casa de tolerancia
golpeó, nadie contesta
duerman, apresuren la
obscuridad
necesito a mis muertos como
vasallos.
Poema
5
Estula y Lispado se someten
a turbulencias masturbadoras
en silencio ponen sus manos al
fuego
La lengua desciende sobre la
carne
la grasa tiñe las costillas
en la cavidad se arremolinan
las moscas
El corazón es solo un huérfano
latido
antes y después solo deslumbra
la nitidez de la carne
No más.
Declaración de Boogie
El infierno está que arde
hay que ser pacientes
tu mano acaricia y me crece
hoy te contare el número de
dientes.
Baby escucha:
voy a cometer un crimen
la nota necro cuenta
de un corazón fulminado
de un certero disparo.
Se sospecha de alguien
que al hablar
hace bailar un cigarrillo en la
boca
es corpulento
sin escrúpulos
borra pisadas
sabe de nudos
y guarda discretamente
carne ahumada.
--o--
El
aguijón
Tengo a dios como un ciempiés
Derribándome vertebra por
vertebra
entre ráfagas de polvo cósmico
por el tiempo que dura la vida
una apretada telaraña se teje a
mí alrededor
la verdad viscosa me abandona
y me cede su casa vacía
los ángeles que regresan me
desabrochan
ponen sus piojosas alas en mis
omoplatos
no pueden con tanto tedio
Ni yo con el mío.
La rosa en picada se descama
me atrapa el murmullo de los
que marchan
¿Dónde bailan los muertos,
José?
Este sabor a humo
y la música abandonada.
¿Será porque este recién nacido
huele a membrillo?
--o—
La
piel del escarabajo
Alguien aplasta el botón y este
no responde. ¿Aquí se esconde una bomba que tiene destino y no explota? ¿Quién
guarda el secreto? ¿Cuál es la llave cuyos dientes amarillos solo consuelan al
vetusto piano con caries? Ya llegaré donde me piden los saurios, ya estaré en
el archipiélago maldito donde el tiempo se arruga recogiendo cadáveres y el sol
se encarga de clavar sus colmillos de oro con la potestad seminal de dejar que
circulen arañas por tu ombligo sin el menor resquemor de hacer de mi lugar su
nido. ¿Y si el cariño se dividiera? ¿Y si tu corazón fuera solo un hexágono? Me
echaré sobre la ruleta y ahí en el vértigo, quedaría apostada mi suerte pues es
imposible burlar a la muerte ignorando el yeso hospitalario de su rostro
escarbando en un tiempo de pétalos viejos como los siglos que dura esta
historia... no te asustes no te quedes quieto, atrapa la música de los animales
que escapan del cielo, pasa los arbustos leñosos y corre por los campos
tapizados de retamas donde quedarás loco por el mismo azafrán que cortó la
oreja de Vincent, las gotas de sudor iluminarán la boca del túnel, te frotarás
los ojos con tu propia esperma escapando del vacío de la calavera, ahí, donde
pacen los bueyes en medio de la bosta nace la flora de mis delirios jugando con
la erección automática en la plenitud de la meseta en medio del vaivén tibetano
masticando la coca de tus pezones aguardo en el garaje al costado de los
recuerdos mis muñones de ciprés se amarran a tu cintura y florecen los retoños
de la bella madre luego la sospecha la adicción los instantes vividos fueron
frágiles ilusorios como la cascara de una burbuja en un mar violento atrapados
por una soga de trabados nudos sofocantes palabras que pierden brillo al trotar
del sol la gravedad me inclina a recoger flores para el funeral así el único
cuerpo que heredé rueda y se deshace en el vacío no hay quien detenga la obscura
noche nadie corta los tendones tiesos de la muerte oráculos anteriores tejen
nuevas historias para los nuevos viejos que se suceden en nuevos niños se
escucha golpear las alas del viento contra las piedras un inmaculado cisne es
sometido por un alacrán que danza enmascarado la victima sufre de espasmos los
fluidos aromatizan los cuerpos, los gemelos se contienen el nido de la memoria
se desarregla deambula a tientas entre personas en peligro de resucitar se
sienta en una acera y estira la voz para decir la historia del intruso que al
lanzar el anzuelo se convirtió en su propia carnada nada contiene la nada
enfundo mi locura en la piel del escarabajo y llego al pueblo por un camino
pedregoso con las oraciones a dúo con el mudo campanario que recién despierta.