Eduardo Morcillo




Desde el valle

I
Cuando la lluvia
en tu pelo
se refleja

y se pintan
las estrellas
con su luz

y no vemos
en el cielo
esa certeza

por un negro
velo negro
de ataúd
                         
                         el sueño de tu rostro
                         me devuelve
                         la tibieza

                         y en la noche
                         que se inicia
                         me sorprende la quietud

                         el frescor
                         de cada gota
                         me quita la pereza...

                         y detrás de cada nube
                         habitas
                         tú...

II
Por donde sangra tu herida
se pierde un camino de trinos
pardos tonos del café
y bellos sueños perdidos

Donde paseaba la niña
hoy vaga tu ser confundido
con su coraza de hielo
hecha de cristal y limo
Donde se juntan las sombras
te veo pasar sin sentido...

Niña del alma de almendra
Niña llamada a la luz
Niña de pelo de lluvia
¿A dónde vas?

III
Mi ternura se dibuja y se te acerca
y la danza de las horas se embelesa

los minutos se me agotan como perlas
y la muerte que nos mira
nos sonríe y se va presta

cuando tus ojos en mis ojos se encuentran
y la vista está de fiesta

el milagro de la vida es una chispa
que rebota en el cristal y lo atraviesa

y en el aire
que respiras

va mi amor...

Cotidiano
Con mi dislexia
y mi mala ortografía,
aún creo
en la poesía...

mi sangre va
quedando en la tinta
y mi no recuerdo
en las eras se pinta...

Hubo un pintor de la absenta
que vendía sus cuadros
como trapos de cocina...

Con mi dislexia
y mi mala ortografía,
aún creo
en la poesía...

“... por pagarte con poemas
me condenas...
por ala al viento dulcemente
flotando en el otoño
mi alma
mi pasión
mi roza
(que eras tú)
se marchito antiguamente...
y el poema
(mi alma)
maldito,
salí a buscar a algún lado...
del espejo
que ya reconociera...”
Y el espectro del poeta
fue hacia el mar,
desde el verde sueño...
buscando la otra muerte y su destello,
renaciendo una vez más
profundo
bello.

***

Odio tus carros
por el frío del puñal
que está esperando mi vientre...
porque sabes
a veces uno
confía en la gente...

noche adentro
tras las voces de las ninfas
siempre me espera la muerte

Tras la sombras
solo el humo
y mi sonrisa de siempre
odio las fiestas de biólogos
porque juzgan a la gente
y un día el mismo alfiler
atravesará su simiente

sabes
a veces uno
quiere creer en la gente

cuando el frío
de tus huesos
ya no es frío
(o no importa)
viene bien
un trago ardiente,
y tras el humo
tu gente...

Les he dado
a los puñales
mi plata
y lo que tenía en mente,
pero por mi chompa de gang
he besado esta noche la muerte...

Amo el mar
en la montaña
y el sol cuando está en poniente,
roja sangre del estrés
y todas las hierbas de oriente

noche adentro
tras las voces de las ninfas
solo me espera la muerte...