Herencia
Y huirás de las tierras altas, y fundarás lo que ningún dios
te otorgó, y te harás viejo como todo niño muerto en las puertas justas de la
vida, y contemplarás como un condenado, el olvido y su país de polvo, y
sospecharás el atentado inútil del amor sobre los templos del vacío, y gritarás
en voz baja, la errancia intocable, la flecha pura del primer árbol que jamás
vuelve, y reirás desnudo en tu propio cuerpo, de los dioses de la luz y de la
sombra, y te irás sobre la tierra, como quien brilla, fugaz, en el imperio de
la niebla.