Andrés Villalba Becdach




Una natural tendencia a la desintegración
huelo tu sexo en mis dedos y tengo
la cabeza bajo la nieve:
mi único y real derrotero
cierro los ojos y huelo tu sexo en mis dedos:
hay iguanas que reptan por la sangre
(sudor en sus escamas en su cresta dorsal
sus garras dibujan tu nombre)
solo quiero aprender a llorar y destruirme
es un envenenamiento
¿capisci? ¿si mangi? ¿si muerdes lo que digo?
¿entiendes que este dolor no es una impostura?
tu sexo es el envenenamiento de la propia sangre
la tristeza no miente
tu sexo en mi mano como las púas
de los alambres que cercan nuestra casa de infancia
¿tenemos una casa de infancia?
la casa abandonada que somos ahora
tan cerca teníamos el olor del otro
entre los dedos
ya fue
fuga la belleza siempre fuga
y nunca le rozamos ni siquiera la colita
la belleza como una vaca
que debe ser ordeñada
para que dé leche como la diosa Juno
amamantando a su hijo la Vía Láctea
tu cuerpo como eso de lo que no se habla
porque nadie lo volvió asequible
nadie lo alcanzó y eso es lo esencial:
esa distancia esa querella tácita
esa guerrilla cifrada contra
el otro cuchicheo de las Parcas
aunque en el proyecto de tu cuerpo esté
tantas veces incluido uno mismo
—a despecho de sus sentimientos—
si no de lo sentimental que uno siempre
detesta en la realidad pero colma de emoción
en cada sílaba
y en cada palabrita
se nos expulsa de la vida con la casa nunca hecha
o la pavesa de lo nunca sido entre los dedos
tu sexo en mis dedos como una inoculación
donde florecen polillas
siempre me como a mí mismo
esa sangre en el piso son mis pies
tu sexo en mis dedos como una hermosa cicatriz
en el pecho
mi sangre tu sangre ¿capisci?
¿entiendes lo triste que es todo?
donde resbalan todas tus enfermedades
todas mis enfermedades
tus enfermedades y tus lagrimitas fluyen
en mis venas
¿doy todo lo que tengo a quien no debo cuando
ya no tengo nada?
tu sexo se remoza en mis dedos y en mi lengua
y entiendo que es como Saturno
comiéndose a su hijo
qué riesgo
Tu Rostro como arroyos de violetas cayendo
lentamente desde gallos de riña; Tu Rostro
como arroyos de violetas que empapan de vitrales
a un hospital sobre un barranco
llora Viel Temperley
llora tanto llora tanto
es el olor de los ababoles falopiales de tu sexo
en mis dedos:
se sufre demasiado con la felonía del recuerdo:
cierro los ojos
qué tristeza:
huelo y casi toco tu sexo pero tengo cortadas
las manos
huelo y casi toco tu sexo
como lo nunca alcanzado
como lo distante-imposible
como mi fiebredelirio
como eso de lo que se dice siempre sin jamás
mover un vello a su pelambre
ni una púa a su erizo:
esa es su belleza:
la rozadura de una concreción que jamás cristaliza
la verdadera chica de humo por supuesto
¿es verdad que tengo tu corazón en mis zapatos?
¿mi corazón en tus zapatos?
tu hermoso guachito que no te cabe en el pecho
está en mis ajadas botas suizas regaladas
por mi tío Gato Villalba (mi primer muerto íntimo)
tu sexo en mis dedos como los látigos del opio
¿tenías un calzón amarillo con el grabado
de las fauces de una cobra la primera
vez que nos descuartizamos?
toda tu lengua circulando en mi rostro
y dejándome tu hermosa baba de azufre
tus dientes de obsidiana dejándome
la pústula y el incendio y el delirio
y la autodestrucción como sobrevivencia
de la noche quiteña en mi cuello:
tu lengua es un tizón decías
sácame la pucta
haz lo que quieras conmigo
cabréate un poquito conmigo decías
la furia la furia la furia
mi nombre es un tizón en tu cuello decías
en la larga cicatriz que me dejaste florecen
los inverosímiles arupos de agosto de Quito
no te olvides que estamos en la parte más alta
de la parte más ancha del mundo
la melancolía andina es nuestra muleta
un amor que se me fue
otro amor que me olvidó
por el mundo yo voy penando...
la pérdida como sentido de un destino
senderito
senderito
senderito de amor
el mucílago y la miel aciaga de tu sexo en mis dedos
en mi lengua en mi cuerpo en mi cerebro
mi sexo es un avispero asiático
con sal en grano rosa (sal color salmón
fruto de algas invulnerables al sodio)
decías
mi sexo está atiborrado de huesos de colibríes
decías
hasta mi cuerpo me pide que me aleje de ti
te dejo mi espejo para que sufras todos los días
decías
lo clitórico de la realidad como el badajo
de la campana del infierno
llorabas
nunca te olvides que también eres el padre
de todos mis hijos muertos decías
llorabas
llorabas
llorabas
llorabas
fuiste la peor pareja que me pude conseguir
y me dañaste para siempre
esta es la receta del desastre decías
llorabas
el único homenaje del lenguaje a este mundo
es llorar a destiempo
cierro los ojos
tu sexo en mis dedos como las flores
descompuestas que viajan en el río Tomebamba
mi sexo huelo a musgo decías solo a musgo
ya cállate ti prego
calláte burringo
cierro los ojos y pienso en los ríos que nunca
vimos en Cuenca
que tristeza las magnolias de tu sexo
¿te acuerdas de los pastizales y las botellas rotas
al filo del Tomebamba?
y el museo de arte contemporáneo
y la cerveza belga al desayuno
y los vitrales de la Catedral
y el balcón del hotel “Romero” con 50% de descuento
en la calle Cordero
y esas cosas que se hacen cuando uno aprende
a sufrir
“si tú volvieras te vestiría de oro mi Santo
callaría las cosas para que pudieras oír
mi canto desesperado
cómo quisiera quererte menos y más oscuro
quisiera quererte lento
no más penuria a la hora de amarte
no más tormento…”
llora Buika llora tanto llora tanto
y en la bruma que sale de su voz de perro
hay palomas negras negras feas
palomas lisiadas en sillas de ruedas
palomitas méndigas sucias tristes lloronas
no es justo estar tan quebrado
ya fue suficiente
no me hagas tanto daño
solo quiero llorar y destruirme convéncete
esta es nuestra muerte lenta lenta lenta
huelo tu sexo pegosteado en mis dedos
su buqué salvaje es la argamasa
para los ladrillos de mi cabeza
tengo una enorme pared al frente mío
para romperme los sesos a cabezazos
solo quiero llorar y destruirme
huelo tu sexo cierro los ojos y es como
si un murciélago eyaculara en mi garganta
su semen es un charquito de arrabal
donde lavo mi rostro para renovarme
y olvidar el fracaso que acarreo
me pliego dentro de mi cuerpo
me quiebro ad infínitum dentro de la tristeza
de mi mente con esta canción que es un bello cadalso:
and I know you have a heavy heart
I can feel it when we kiss
so many men stronger than me have thrown
their backs out trying to lift it
but me I’m not a gamble you can count on me to split
the love I sell you in the evening by the morning
won’t exist
las telarañas medusas y aguas malas de tu sexo
en mis dedos uñas falanges
y cutículas como la anestesia
en la piel de nuestros muertos íntimos
el ungüento de tu sexo en mis dedos
como la baba de las semillas de ácido
que crecen en la lengua del más hermoso
dragón de komodo del planeta
qué riesgo
me baja con violencia el tembladeral
de la orgasmia desde la garganta hasta
mis venas
hasta mis pies
mi orgasmia es una anguila del mar
de los Sargazos
hay que cabecear la pared hasta romperse
los sesos
me lanzo me lanzo desde este edificio
de 18 pisos donde vivo arrimadito
ya me quiero retirar de esta huevada
no sirve de nada vivir para venir a parar en esto
solo quiero ver mis sesos esparcidos en el suelo
para que las asquerosas palomas quiteñas
se los coman
¿nunca más me dejo subyugar por los imanes
de la muerte?
nosotros inventamos la lluvia de Quito
y le pusimos aguardiente
decías
ya no me hagas tanto daño
están lloviendo escorpiones
¿entiendes que siempre estuvimos al borde
del último abrazo?
nunca nunca nunca más estaremos juntos
y en el desbarrancadero de la madrugada quiteña
cuando el mástil del frío es el único aliento
en los huesos
entiendo que esta es mi derrota
mi cárcel en el desierto
mi hospital
mi natural tendencia a la desintegración
yo decía nada decía nada decía nada
temblaba
estaba vencido con el pudor en los zapatos
te vencías con tu mano dentro de tu sexo
la esparcías sobre mi rostro:
“esto no es un sueño decías
esto no es la vida
esto es nuestro olor convéncete
esto somos nosotros”:
el llanto de una yegua desollada en vida
si realmente me quieres déjame ir
gritabas
llorabas...