Carlos Viver / Poemas



Poema 1
Me miras avivando el fuego que lame tus pechos en curvas
A la velocidad del consumo de tus caderas
se prenden las alas, se afilan las uñas, se raspa la pared
soy un hereje de rodillas, un pecador descalzo
que tatuó tu cuerpo con los dientes
tu corazón es mi casa y sus pequeños huesos
sostienen la renta de la segunda noche
crece la luna que arrasa a los duendes tímidos de la infancia

Poema 2
Es tarde
un santo atraca en el muelle, se santigua
es el guardián de los milagros
es quien duplica el placer a los adictos
los oculta en el interior de los espejos
les da un baño con azogue que los hace eyacular sin contacto
las mujeres turbadas frente a un pedazo de carne
les recuerda lo perecible del cuerpo
dios es un pedazo de carne en la cavidad del corazón
yo como de dios
el delata al terco aroma de mis instintos.

Poema 3
Su rostro anida un pájaro de acero que aguza el corte de su perfil
permanece desnuda con una serpiente descamándose dentro de una botella.
La gente dice: esa mujer se acuesta solo con Dios
Es un tsunami, camina suelta por la cinta del asfalto,
traspapela los textos, los desaliña
y este cuerpo curtido por los años pide crédito sin interlocutor.
Las noches tengo visitas abisales
que se alimentan con las células muertas de mi piel
trato de vivir en los bordes de esta pecera inútil.
¿Hay quién le recuerde?
las hojas secas se dispersan entre el polvo
las bocas ciegas se abren
recapitulan la liturgia más antigua de la especie
se acelera el olor acre de los cuerpos sudados
una friki porción de lágrimas humedecen los surcos del acetato
Jota Jota apresura el aguardiente
Y mi corazón masturbado me ordena
córrete la última, besa su boca, lame la sangre de su herida
condúcela al borde de la meseta
provócale en su cuerpo un festín de envenenados orgasmos.
Y no te olvides de pintar grafitis en sus labios.

Poema 4
Pausadamente me sumerjo y todo se mueve al interior
me duplico de ida y vuelta en un pacto de adicción
juntando lodo y la sal a un descosido pellejo
me visto nocturno
estirando las rayas que crecen como autopistas sin retorno
un bocado de hongos revela el tierno sabor de la carne
se multiplica el deseo que me lleva hacia tu boca
donde todo termina.
Se riega la semilla en este verde paisaje
donde la reina es perversa.
Se envejece en el empeño del cuerpo.
Un coto de culos espera en la casa de tolerancia
golpeó, nadie contesta
duerman, apresuren la obscuridad
necesito a mis muertos como vasallos.

Poema 5
Estula y Lispado se someten
a turbulencias masturbadoras
en silencio ponen sus manos al fuego
La lengua desciende sobre la carne
la grasa tiñe las costillas
en la cavidad se arremolinan las moscas
El corazón es solo un huérfano latido
antes y después solo deslumbra la nitidez de la carne
No más.