Henri Garzón / Disparo de manzana




Esta siempre mañana de todas, es el asombro
en el cuarto oscuro de las vedas
religioso como niño lavo mis dientes
me baño los pulmones en el humo
del siempre otro humo
tenerme es el dilema… secreto instante
respuesta amanezco con los mismos pies
y el calzado dura eternidades de calzada
la manzana danza en la flecha ignorante,
el tiempo dispuesto en el encuentro
saluda desde la lengua recién amanecida
y esa mañana concebida ayer
estira en su gen la piel y el respiro
crece como una estampida de sentidos
y atrás desde sus venas
la salud del amor en su fragilidad de vértigos
recibiendo la misma tarde que amañada
Desde siempre el miedo, efluvio perverso y pleno
nos trae en el aire incendios desmedida
nos tomamos desde atrás del soplo
un tejido de sentimiento – mugido
y roemos y rumiamos, en sudores antiguos y perpetuos
respiramos como siempre nuevos preludios
que nos trae el miedo.
El miedo, caza matrimonios y muertos
tiempos que se pierden o se remuerden
pero sobre todo sin consultar y como jinete,
nos trae desde incógnitas conjugaciones
un futuro de estolitas ambiciones
¡Perverso sainete, maculado desden!
El rincón y las orejas
todo tiene tiempo perderse y quedarse
estarse quieto y resistirse,
más aun anodino y ecléctico
sobrepasar al arte estando.
El estar, como inmaculado niño
juega con todo número del dado,
no se manifiesta imperceptible y lúdico
convive con el aire y sigue saturando al tiempo
quien mas para desconocer la impertinencia
del círculo que todo lo mueve
tener es detener, detectar que una flor
se conmueve presentida
por eso ayer, que no es siempre antes
una pequeña verdura del desierto revive la vida predilecta, sin aquejar sed adviene
hemos vagado…
“Es instante para la terrible verdad
no existir mientras se resuelve,
y todos… no veremos sin estar sintiendo
lo que estamos queriendo viviendo”

La velocidad no tiene tiempo